Calidad de aguas

 

 

INTRODUCCIÓN

Para definir la calidad del agua debe hacerse referencia a las características físicas, químicas y/o biológicas que tienen importancia para un uso determinado. Para diferentes usos los requerimientos pueden ser distintos. Un agua puede ser considerada de buena calidad para riego y ser inadecuada para consumo humano.

En  Argentina, uno de los factores más importantes a tener en cuenta al analizar la calidad de un agua para bebida de animales es la salinidad. En muchos casos el aporte mineral en el agua de bebida es excesivo, y en otros casos es insuficiente, lo que puede acarrear trastornos fisiológicos si no se considera su influencia sobre la dieta de los animales.

Para decidir si un agua puede ser utilizada en riego, deben evaluarse los problemas potenciales que podría generar su uso, como la salinidad, que afecta la disponibilidad de agua para el cultivo, y a la cual las especies son más o menos tolerantes, o la presencia de iones específicos como el sodio, el boro, o el nitrato, que pueden afectar en mayor o menor medida a cultivos sensibles.

Las aguas subterráneas también pueden sufrir contaminación por salinidad, la cual puede producirse en forma natural o debido a la acción antrópica. Por ejemplo, debido a la evaporación en zonas con agua freática poco profunda, al bombeo excesivo, a las prácticas de riego que producen precipitación de sólidos disueltos, o a la influencia de efluentes no tratados en las proximidades de centros urbanos o industriales.

Extraído de Iorio et al. (2012)